Criminología clínica
Aspectos biológicos, congenitos, genéticos,
endocrinológicos
y comportamiento
humano
Monografía por: Med - Abg. Rubén D. Aguilar Vanegas
Noviembre/2010
I.-
La Personalidad
·
Una aproximación conceptual sobre
la Personalidad
La personalidad
pudiera ser el conjunto de rasgos que distinguen de manera singular las
características del individuo humano, rasgos que son exteriorizados en mayor o
menor expresión según su carácter (introvertido, tímido, extrovertido, locuaz,
etc.). Los Psicólogos definen como “la organización dinámica de los sistemas
psicofísicos que determinan los ajustes del individuo al medio que lo rodea”.
Se puede decir
de manera muy simplista que la
personalidad son el conjunto de rasgos que distinguen de manera singular las
características de un individuo humano; son un cortejo de rasgos expresados o
exteriorizados en mayor menor expresión,
según el dividuo sea extrovertido, locuaz o introvertido o tímido.
Se considera
que la personalidad se forma desde la vida intrauterina hasta los diez años de
edad, algunos consideran que hasta la adolescencia; y se estructura del influjo
de neurotransmisores y sustancias que van desde la madre al feto, influyendo en
su sistema nervioso central, según estas sustancias se liberan por cambios
emocionales, afectivos u orgánicos de la madre. Esta es una hipótesis atrevida
pero muy factible. Así la madre puede estar aprensiva, ansiosa, lábil, e influir en el sistema nervioso central del
feto; o por el contrario aquella gestante tranquila, que disfruta su maternidad
y estimula positivamente el producto de la gestación. También la nutrición,
cambios hormonales, traumas obstétricos, etc., todo ello, generará algunos
desarrollos psicomotores en el niño, disimiles entre una madre y otra.
Como quiera que
sea, se estructura la personalidad en etapas muy tempranas, de allí la
importancia de la familia, el entorno familiar, donde se devuelve el niño; como
factor esencial en conformar patrones de conductas socialmente positivos o
comportamientos desviados. Los principios y valores, tradiciones familiares,
sociales, de conciliación afectiva y que promueven conductas cívicas,
fraternales, cooperativas, honestas. O por el contrario violencia, agresividad,
alcoholismo, inestabilidad emocional y actitudes egocentristas, sólo pueden
devenir del núcleo de la sociedad: la
familia.
·
Personalidad y delincuencia
Debe
mencionarse entre sus precursores a Lombroso, estudiado al comienzo de estos
apuntes y más recientemente a Jean Pinatel (1913-1999), criminólogo francés
quien escribió entre otras obras un Tratado de Criminología y se publicó en
1991 “Criminología Clínica y la
Personalidad Criminal”. Este autor consideraba que la personalidad criminal se
sostenía sobre cuatro variables: la agresividad, la labilidad o inestabilidad
emocional, la indiferencia afectiva o apatía hacia sentimientos de afecto o
gratificación y el egocentrismo o egoísmo.
Se ha tenido
hasta hace muy poco la idea de que sólo el individuo anormal puede atreverse a
cuestionar un orden social perfecto (Miralles), lo cual sugiere que la conducta
desviada, se asocia a anomalía y ésta
a enfermedad; de esta manera la desatención a la exigencia del deber ser o imperativos legales, se
confunde con enfermedad. Es a partir del siglo XIX, cuando comienza a separarse
o distinguirse entre delincuente y enfermo mental. Los positivistas de la
criminología sustituyen la locura moral
de la personalidad criminal; en el entendido
de que había una estructura psicológicamente delictiva; es decir aquel
individuo absolutamente diferente a los ciudadanos normales; y se avocaron a la búsqueda de los factores patológicos
causales que inciden en aquel individuo y le inducen o determinan al delito.
Hoy esa teoría de la personalidad
criminal específica se ha abandonado, y está en desuso.
II.- Criminología
Clínica
·
Nociones Conceptuales:
Criminología
Clínica debe entenderse como un estudio multidisciplinario que examina al
delincuente de manera individual, particular, con la finalidad de establecer el
origen de su conducta desviada, buscar
los conflictos de su personalidad, génesis de su agresividad, violencia, o
particular manera de ofender o delinquir; a fin de establecer su capacidad
delincuencial o peligrosidad y saber si se puede corregir aspectos orgánicos,
psíquicos o psiquiátricos, y procurar su reinserción a la sociedad.
Nos gusta la
acepción que da Jean Pinatel sobre la Criminología Clínica cuando dice que “es
la que va a despejar, precisar, mediante el estudio del caso individual un
tratamiento”; refiriéndose al estudio multidisciplinario del caso concreto del
individuo que exhibe conducta desviada, y establecer cómo tratar, manejar y
rehabilitar a ese individuo.
·
Registro Clínico del Sujeto delincuente o
potencialmente delincuente su importancia:
En la
Criminología Clínica tal como en la medicina se debe abrir una historia clínica al sujeto en estudio,
para intentar encontrar esas causas particulares que lo han motivado a
delinquir. Se realiza la anamnesis o conjunto de datos del pasado del sujeto:
antecedentes desde la gestación, parto, si ocurrió trauma obstétrico al nacer u
otras anormalidades como por ejemplo la hipoxia perinatal; cómo fue su entorno
familiar, tipo de vivienda, estrato social, capacidad socio económica de la
familia de origen, antecedentes familiares: alcoholismo o drogadicción de los
progenitores, antecedentes policiales penales de sus padres, hermanos;
antecedentes escolares: fracasos escolares, académicos, grado de instrucción
alcanzada; oficio o profesión adquirida, desempeños como trabajador, fracasos laborales, causas
de despidos; relaciones personales, de pareja,
constitución o no de hogar, procreación estable o no de hijos; antecedentes
patológicos o enfermedades o alteraciones psíquicas u orgánicas. estudios
hormonales, neurológico, psiquiátrico. En fin, la criminología clínica jugaría
un rol estelar al poder apreciar, determinar las causas que pudieron haber
incidido en un sujeto a cometer delito; e incluso a determinar su estado
peligroso, de utilidad para los operarios de justicia, en la clasificación para
su internamiento sancionatorio, para la implementación de los programa de
rehabilitación o régimen de probación. Y ¿por qué no?, para establecer
programas de profilaxis o prevención individuales y colectivos. Sería en suma
de gran ayuda en la planificación de políticas criminales de Estado.
De esta forma se puede conformar criterios
claros de las motivaciones de su conducta desviada, del grado de peligrosidad,
de su recuperación social. Como se ve es algo más ambicioso que las teorías
antropológicas de Lombroso, sin desmerecer sus esfuerzos en épocas de
conocimientos más limitados.
·
Estado Peligroso
Desde Anselmo
Von Feuerbach autor de la “Teoría del Impulso Psicológico” y estudiosos de la
psicología criminal, expuso que “la peligrosidad consistía en aquella calidad
personal que hacía presumir que probablemente el sujeto violaría el derecho”.
Más tarde Garófalo introduce el término temibilidad
o peligrosidad y la define como la “actividad psíquica subjetiva, que
progresa desde una debilidad a una carencia de sentimientos de piedad y
probidad, que lo hace aumentar en grados de peligrosidad e inadaptación
social”.
Carmen García
de Mármol León en su libro cita una definición jurídica contenida en el Código
de Defensa Social de Cuba, en su Artículo 48-A al referirse al estado peligroso como “Aquella
predisposición morbosa, congénita o adquirida por el hábito, que destruyendo o
enervando las facultades inhibitorias del sujeto, facilita su inclinación hacia
el delito”.
El estado peligroso se ha definido como la
capacidad potencial de una persona, de resultar autora probable de hechos
delictivos. Las posiciones antropológicas de los positivistas en cuanto a las
causas del crimen, se han venido descartando, tales como que la maldad o
capacidad delictual residía en aspectos biológicos meramente (delincuente nato), o la posición muy pesimista de Emile
Durkehim de la Escuela Sociológica Francesa, al decir: “el delito es un
fenómeno social inevitable, lamentable fruto de la incorregible maldad del
hombre”. Y se ha venido diluyendo la concepción del estado peligroso en los
factores endógenos y exógenos al individuo, y se le ha definido como una
enfermedad o defecto, hábito o por otra razón la aptitud, potencia, idoneidad
de tener conductas desviadas (Rocco).
Garófalo
menciona que el estado peligroso tiene un elemento negativo: la capacidad
criminal del individuo, o perversidad constante, cantidad de mal que puede
esperarse de él; y la adaptabilidad, de ajustarse a la vida social, como
elemento positivo. Así dependiendo de su adaptabilidad, reserva o resiliencia, podría aprovecharse para su
rehabilitación.
Se ha clasificado
el estado peligroso en inminente: o
aquella capacidad potencial que se pueda lograr presumir en un individuo y que
lo calificaría como posible delincuente.
Vale la pena mencionar Un estudio titulado “Alteraciones mentales,
diagnóstico precoz y prevención en niños y adolescentes” realizado por el
Instituto Nacional de la Salud de Francia publicado en el año 2006 (siendo
Ministro del Interior Nicolás Sarkozy), preconizó detectar las alteraciones del
comportamiento desde la guardería y el parvulario. Los autores argumentan que
las “cóleras y actos de desobediencia, frialdad afectiva, tendencia a la
manipulación y el cinismo y agresividad o impulsividad, con índices de
moralidad baja”, son indicadores que pueden alertar de una futura conducta
delincuente de esos niños. Por supuesto hubo protestas de los académicos en
psicología y del ciudadano común, quienes se indignaron al ver como se etiqueta
o estigmatiza a un niño.(Fuente
EFE).
El estado
peligrosos pre-delictual, o aquel estado que se manifiesta antes de una primera
infracción penal, y que también se presumiría como el anterior, entrando en
esta sospecha que estigmatiza a los vagos, mendigos, alcohólicos
fármaco-dependientes, enfermos mentales. De la misma forma se describe el
estado peligroso post-delictual, es decir se entiende que hay un delito
cometido, y se puede en consecuencia a definir como la capacidad potencial,
aptitud del autor del hecho unible verificado a reincidir. Se habla en la
literatura criminológica del estado peligroso
crónico en oposición al inminente; cuya capacidad se fundamente en la
habilidad adquirida en la experiencia delictual, son sujetos antisociales
consuetudinarios, no conciben otro modo de subsistencia sino el delito; a su
vez estos pueden dividirse en estado
peligroso puro o aquel especialista
en un mismo tipo de delito (carterista o estafador o violador). Debe en
consecuencia haber el multifacético delincuente: el estado peligroso mixto, del cual se describe el mixto ambivalente: que es capaz de
cometer varias tipos o clases de delitos indiferentemente, del cual cabe
presumir un alto grado de temibilidad. Y el mixto
de transformación: aquel crónico delincuente que luego de múltiples
experiencias delictiva cambia de patrón hacia el tipo de delitos a cometer, y
tiende a especializarse.
·
Guías o tablas aplicativas para la determinación
pronóstica de la peligrosidad:
ü HCR-20 Guía para la valoración del Riesgo de
comportamientos violentos.
(CH. Webster, K.Douglas; D. Eaves
y S. Hart T/original1997 Reimp 2005)
ü Método Clínico Gisbert-Calabuig (1998)
Peligrosidad o Estado Peligroso desde el punto de vista
médico-forense, Valoración individualizada de la capacidad criminal y de la
inadaptación social.
ü Guía para la Valoración de Riesgo a Comportamientos
Peligrosos
Basado en Situaciones o Factores Criminógenos Sociales. Rubén Aguilar y María González 2013
Dimensión
|
Subdimensión
|
Indicador
|
Valor
|
Entorno Familiar
(8)
|
Familia Disfuncional
|
Destriangularizada
|
2
|
Antecedentes Delictivos padres hnos. otros consanguíneos, afines
|
2
|
||
Alcoholismo – Drogas en Flia
|
2
|
||
Violencia Doméstica
|
2
|
||
Entorno Personal
(10)
|
Relación de pareja
|
Fracasos Conyugales
|
1
|
Múltiples relaciones de pareja
|
1
|
||
Actividad escolar o académica
|
Deserción escolar
|
1
|
|
Sin capacitación universitaria
|
1
|
||
Actividad Laboral
|
Desempleado
|
1
|
|
Fracasos laborales (despidos)
|
1
|
||
Sin oficio definido
|
1
|
||
Hábitos perjudiciales
|
Tabaco - alcohol
|
1
|
|
Consumo de drogas ilícitas
|
2
|
||
Conducta desviada
(9)
|
Procesos Judiciales
|
Detenciones Policiales
|
2
|
Condena penal
|
3
|
||
Reincidencias
|
4
|
Valoración del Riesgo: De
1 - 10 Baja
De 11 - 18 Moderada
De 19 - 27 Alta
·
Observaciones del entorno familiar
Lund (1918)
encontró que la proporción de delincuentes condenados por delitos graves es
mayor entre aquellos cuyos padres fueron también delincuentes. Y en el “Estudio
de Cambridge, de Farrinton, Barners y Lambert, sobre 400 jóvenes de Londres entre 8 y 40 años de edad,
pertenecientes a 397 familias ; dicho
estudio comprobó de manera incuestionable la asociación entre el comportamiento
delictivo de estos jóvenes y el de sus progenitores, hermanos y esposas. Observando
que 601 fueron condenados por delitos y que el 75% de los progenitores con
antecedentes penales tuvieron hijos que también fueron condenados. Se habla
también de la relación de alcoholismo entre familias y de consumo de drogas. De
hecho hijos de madres consumidoras de estupefacientes durante el embarazo
tienen hijos que en buena proporción hacen síndrome de abstinencia al nacer; es
decir tienen necesidad física a la sustancia y se les observa
hiper-exitabilidad o irritabilidad por afectación del sistema nervioso central,
temblor, llanto incesante, reflejos exaltados, aumento del tono muscular
(hipertonía), sudoración, diarreas, convulsiones, entre otras manifestaciones.
·
Aspectos biológicos -congénitos –
genéticos- y criminalidad
Se ha revisado
en la literatura criminológica sobre observaciones en hermanos gemelos y los
resultados son muy variables. Lange (1929), Christiansen (1964 y 1974) Shufu
Yoshimasu (de 1941 a 1961); en estos estudios parece haber una relación entre
la condición de univitelinos (seres provenientes de un solo óvulo fecundado), o
gemelos idénticos, en que ambos resulten delincuentes; Y menos proporción si
son gemelos bi-vitelinos. Oscilando entre 71% de concordancia para
univitelinos y 38% para bi-vitelinos.
Sin embargo estos resultados también se les pueden atribuir a un idéntico medio
ambiente o a unas mismas influencias del entorno familiar-social.
Así la
influencia genética, sobre una condición
criminal hereditaria ha constituido una controversia en la criminología a
través de los tiempos. No sucede así con la relación observada entre
comportamientos delictivos y conformación de la carga cromosómica, o la
presencia de malformaciones en los cromosomas. Cada célula contiene 23 pares de
cromosomas, uno de ellos determina el sexo o características sexuales primarias
y secundarias en cada individuo; en la mujer ambos cromosomas son similares en
tamaño y forma (XX), en el varón difieren siendo uno de ellos más pequeño (Xy).
Por ejemplo en el varon con Síndrome de Klinefelter pueden tener la siguiente
conformación los cromosomas sexuales: XXY, XXXY, XXXXY, o XXXYY, se ha visto
asociado a bajo coeficiente intelectual, alcoholismo, homosexualidad entre
otras alteraciones. Se ha podido precisar en poblaciones reclusas la trisomía
XYY. Gourt y Patricia Jackobs en 1965 en un hospital escocés de alta seguridad
para enfermos mentales, encontraron que 12 de los 196 internos padecían de
anormalidades en la composición de los
cromosomas (cariotípicas) y siete de ellos eran XYY. Estos investigadores describieron
las conductas de estos enfermos como peligrosos y violentos.
Por otra parte
también se ha encontrado relación o asociaciones en reclusos con alteración
electroencefalográfica (ECG). Monroe en 1970 en Maryland, consiguió que de 92
sujetos examinados 80 presentaban anormalidades en sus ondas cerebrales, y pudo
correlacionar que este grupo era el más agresivo, antisocial y conflictivo en
esa institución (Patuxent Institution de Maryland) que el grupo regular.
Dejando sentado que las disfunciones de origen neurológica si pueden influir en
el comportamiento del sujeto.
·
Endocrinología y
el comportamiento humano
En 1909 el
notable clínico italiano Nicola Pende, expuso la sinergia o relación funcional
entre el sistema endocrino y el sistema neurovegetativo, naciendo así la neuroendocrinología,
que explicaría muchas enfermedades pero también comportamiento o conductas en
los humanos.
El organismo
esta dotado de un sistema de glandulas endocrinas productoras de hormonas, que
son sustancias ativas que producen efectos en tejidos distantes a los que le
dieron origen; así tenemos por ejemplo la hipófisis (adenohipófisis y
neurohipófisis), glándula ubicada en el centro del cerebro, y que produce
varias hormonas que van actuar sobre otras glandulas y tejidos del cuerpo,
estimulando la producción de otras hormonas. También en dentro del cráneo se
ubica la epífisis o glándula pineal; Disponemos de la Tiroides, paratiroides,
pancreas, glándula suprarrenal, tan importante en la activación de los estados
de alerta, secretando adrenalina, y noradrenalina; los ovarios, testículos,
placenta, hormonas renales y el timo. Existen tambien sustancias de gran
actividad como la dopamina y serotonina producida en varios tejidos del sistema
nervioso central y que son considerados hormonas neurotransmisores, y que su
presencia o carencia parece ser responsable de algunos comportamientos
agresivos impulsivos.
El sistema
neurovegetativo está muy vinculado a la vida instintivo – afectiva del humano;
y éste sisma con el sistema endocrino; de allí que la hiperfunción o
hipofunción de las glándulas endocrinas (de secreción interna), puede generar
no sólo alteraciones morbosas o patológicas en el individuo, es decir
disfunción organica, sino también influir en sus comportamientos y conductas
El primer texto
norteamericano que presenta éste enfoque fue el The New Criminology de M.G.
Schlapp y E.H. Smith publicado en 1928, quienes postulan que el crimen no es
más que una consecuencia de una perturbación emocional derivada de un desajuste
hormonal. Afirmación con un porcentaje de verdad muy reducido; puesto que
existen otros mil factores que pueden incidir en los sujetos que exhiben
conductas desviada. También L. Berman, en su obra The Glands Regulating
Personality; en la cual relaciona aportando datos importantes sobre la
interrelación existente entre la actividad glandular, la personalidad y los
problemas de conducta. En uno trabajo de investigación suyo realizado sobre 250
prisioneros de la carcel de Sing Sing en New York, encontró que los criminales
presentan una frecuencia en la distribución de los trastornos glandulares
aproximadamente dos a tres veces superior a la observada en el grupo control de
no delincuentes.
Otros
investigadores europeos referidos por García-Pablos de Molina (2003) como Lyónz
Hunt, quien de un muestreo de mil criminales, hallaría un 40% con trastornos
hormonales (endocrinopatías); especialmente hipertiroidismo en criminales
pasionales, e hipotiroidismo en vagos. Lodogna-Cassone en italia,en un estudio
sobre 500 delincuentes sicilianos encontró un grupo significativo con
hiperfunción de la hipófisis, hipotiroidismo en homicidas pasionales; e
hipofunción de la hipófisis en delincuentes contra el patrimonio. Y también
encontró disfunción de las gonadas (testículos), en delincuentes contra la
moral y buenas costumbres. A igual resultado llegó Vidoni en Génova con una
muestra de 116 delincuentes; y Brandino, quien al examinar 605 reclusos obtiene
99 supuestos inequívocos trastornos endocrínos. Por su parte Kinberg, concluye
en sus estudios que un 50% de los delincuentes jóvenes examinados padecían
disfunciones hormonales considerables.
Más
recientemente se ha estudiado la relación de la tetosterona en los criminales
masculinos y los delitos dexuales; e incluso con notable éxito en los tratamientos
de naturaleza hormonal a estos delincuentes. E incluso se ha observado elevados
índices de testosterona en niños antisociales (Rada 1976). L. Siegel (1983) expresa que otros estudios
han tratado de complementarse, con otros de índice psicológico, midiendo
primero con test, inteligencia y
hostilidad en reclusos y no reos, y verificando después, los respectivos
niveles de testosterona; no pudiendo
calificarse de concluyentes a esos resultados.
La serotonina es
una sustancia hormonal-neurotransmisor, cuya aumento en sus concentraciones
causa inhibicón de la ira, el apetito sexual, la agresividad entre otras
expresiones del comportamiento, y el sujeto puede presentar cuadros de
depresión, que requiera medicación antidepresiva para controlar a ajustar a la
serotonina. De tal forma que la deficiencia de serotonina en los circuitos
neuronales que gestionan las emociones, predispone a la impulsividad; y se
describe que los pacientes psiquiátricos agresivos, los piromaníacos, los
ludópatas y los delincuentes violentos, muestran unos niveles reducidos de
5-HIAA, un metabolito de la serotonina en el líquido cefalo-raquídeo.
Otros
neurotransmisores –hormonales, como la dopamina producida en el sistema
nervioso central, y su sinergia con la adrenalina y noradrenalina que se
secreta en la glandula suprarrenal estas últimas. Se relacionan con cuadros de
ansiedad, miedo, agresividad. Los sujetos que secretan aumentadas cantidades de
adrenalina por disfunción de la suprarrenal, son individuos con alteración de
la frecuencia cardiovascular, pulso rapido, temblorosos, irritables, pueden
desarrollar agilidad motora, aumenta su tensión arterial entre otras
consecuencias.
En cuanto a
determinar de manera categorica que los desarreglos hormonales son causa
inequívoca de criminalidad, tenemos que decir que no toda persona con desorden
hormonal es delincuente; y que deben
hacerse correlaciones integrales en los sujetos que expresan ciertos estados
peligrosos para concatenar la incidencias de causas que inciden en su conducta
concreta.
Algunos críticos
como Pinatel, sugiere tener cuidado o ser cauteloso en cuanto a la posibilidad
de inferir reglas generalizadoras dado los examenes endocrinológicos y del
análisis del caso concreto, que apunten hacia la criminalización de las
disfunción endocrina, haciendola responsable de la actividad criminal.
García-Pablos sentencia que una teoría de la criminalidad estrictamente
endocrinológica está condenada de antemano al fracaso.
·
Inteligencia y delincuencia
Aplicando test
de mediciones del coeficiente de inteligencia (Test de matrices Progresivas de
Raven), técnica que mide la capacidad educativa o inteligencia fluida, se ha
encontrado ocho puntos promedio por debajo de la media (media 100) en el
delincuente; el delincuente crónico presenta niveles más bajos; con carencias
importantes en el factor de inteligencia verbal (pensamiento y lenguaje).
Enggeler
(1989), en “delincuencia del adolescente” propuso que quien tenía bajas
habilidades intelectuales, tendría en consecuencia dificultad académica
(escolar), dificultad psicosocial es decir en relacionarse con otras personas,
y retraso en el desarrollo de procesos cognoscitivos superiores, es decir:
razonamiento moral, empatía, resolución de problemas interpersonales y dado
todo esto tendría conductas delictivas.
Revisemos algunos de los
aspectos Psicológicos que han tenido relevancia en el estudio particular de los
delincuentes: Psicoanálisis de Freud, y el condicionamiento clásico de Eysenck
Para Sigmond Freud la líbido
constitituye la energía vital primaria del ser humano, es lo que dio en llamar
el pansexualismo; considera este
autor que en la construcción de la personalidad el individuo pasa por varias
etapas relacionadas con la evolución de su instinto sexual; y que la líbido se
va localizando en varias partes del cuerpo (zonas erógenas), y que en cada fase
estas zonas generan una influencia en su comportamiento.
Freud señala que existen cinco etapas en el desarrollo
del individuo: la oral, anal, fálica, la de latencia y la genital. La oral
coincide con el primer año de vida; la anal en el segundo año; la fálica entre
los tres a cinco años; la de latencia desde los seis hasta la pubertad, y la
genital que parte desde la adolescencia y significa la plenitud sexual del
individuo, cuando se realiza en pareja, y logra superar los complejos que
surgen en este desarrollo evolutivo.
Argumenta Freud que los problemas o disfunciones en desarrollo de estas cinco etapas de la
líbido, determinan una fijación en
una fase o estadio anterior, ya sea por frustración o por exceso de
gratificación, y que ello se traduce en comportamientos en su vida adulta; de
tal forma que estas “regresiones” o fijaciones
pudieran explicar conductas delictivas. Así, los individuos con fijación
o quienes en su evolución de la líbido se detuvieron en la etapa oral, serían
propensos a delitos de expresión verbal: injurias, difamación, provocaciónes, a
conductas como fumar o el alcoholismo, ya que sería la boca el centro del
placer en esta fase. Los que se fijaron a la etapa anal, lo serían a delitos
contra el patrimonio. En una explicación psicoanalítica freudiana, el ladrón
tiende a gastar con facilidad lo que adquirió facilmente, y se asimila al
placer del niño al defecar. Los sujetos fálicos tienden a la comisión de
delitos sexuales (insesto, violaciones), porque no son capaces de orientar su
capacidad sexual a la reproducción, que sería la etapa genital, sino a obtener
simplemente placer sexual.
Explica Freud que durante la etapa fálica el niño
experimenta una atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto, unido a
un sentimiento de odio hacia el de su propio sexo; esto debe superarse en su
crecimiento; de no ser así crea sentimientos de culpa, con grave disfunción en
la estructura de su personalidad; experimenta la necesidad de castigo,
internaliza un requerimiento o necesidad autopunitiva; al buscar matar al padre
(complejo de edipo), utiliza sustitutivos y asesina.
La importancia de Freud en la criminología es postular
el inconsciente, como parte esencial
del psiquismo humano, estructura mental que se expresa conductualmente y su
estudio lleva a identificar el perfil del criminal; pues, es el sector más
vasto y profundo de la mente; aquí estan los impulsos instintivos y recuerdos
reprimidos, experiencias traumáticas de la niñez, que han permanecido ocultas
desconocidas y olvidadas. Así como se tien un “yo” o pensamiento consciente,
racional, tenemos un pesamiento y
sentimientos inconscientes, fuerzas reprimidas que pueden gobernar el pensamiento,
las emociones y las acciones concientes del individuo.
·
Factores
Predictivos de criminalidad
Como se ve son
diferentes angulos desde donde se puede observar las motivaciones delictuales,
y es por ello que la Criminologia es una rama esencial de las Ciencias Penales
eminentemente multidisciplinaria, donde convergen diversas explicaciones a las
causas del delito, a la formación de la personalidad del delincuente o a
establecer cuan peligroso es o puede ser una persona.
Garrido, Stagenland y Redondo (Principios de
Criminología 2006) ya no hablan del estado peligroso, ni de la personalidad
criminal, cuando se intenta saber como surge un delincuente, sino de factores
predictores que potencian el comportamiento antisocial y la actividad criminal,
desde la infancia a la edad adulta. Y por ser esos predictores situaciones que inciden en la personalidad de los
individuos les llama factores de riesgo
de la conducta delictiva situaciones que estudiadas de manera longitudinal se
puede apreciar y analizar “como cambia los sujetos con respecto a una variable
o variables especificas en varios momentos de esas vidas.
Definen estos autores que los factores de riesgos son
el conjunto de factores individuales, sociales y ambientales, que pueden
facilitar e incrementar la probabilidad de desarrollar desordenes emocionales o
conductuales como los comportamientos delictivos. Volviendo a la hipòtesis de
que los transtornos emocionales es igual a actitud patológica, conducta
anormal, desviada o enfermedad; tésis ya
superada hoy en día. Sin embargo Bell y Pearl (1982 citado por Garrido y
otros.) expresan la imporatncia de poder “detectar aquellos grupos de
individuos que aunque no hayan mostrado signos de conducta desadaptada, o bien
hayan mostrado ciertos componentes de la misma, tienen sin embargo, una alta
probabilidad de manifestarla posteriormente en comparación con los grupos
definidos de no-riesgo”, o sujetos normales.
Menciona Garrido (ob cit) que de las tareas de
predicción pueden derivarse dos tipos de índices diferentes: los índices
estadisticos objetivos de riesgo de futura conducta criminal; o índices basados
en la evaluación subjetiva de riesgo propios de la predicción clínica. En este
sentido debo señalar un aventurado trabajo de investigación documental
(Trujillo y Aguilar 2009), el cual
planteó la posibilidad de diseñar una tabla – escore para ser aplicada
en una población normal o no conocida antisocial, y en una población
de delincuentes, tomando las multiples variables o predictores de riesgo, como los mencionados arriba bajo el título
de Registro Clinico del Sujeto
Delincuente, es decir antecedentes personales, familiares, desenvolvimiento
escolar, laboral, en pareja, información socio-económica, datos médicos,
psiquiatricos, psicológicos, disposiciones agresivas, perfil endocrinológicos,
etc. Y con todo ello, poder orientar al observador sobre la potencialidad
criminal de los sujetos de acuerdo a la exposición a esos factores de riesgo, y
medirla objetivamente.
·
Fenómeno
de Resiliencia
Puerta
de Klinkert MP (2008) comenta que en una investigaciònde epidemiológia social
efectuada longitudinalmente por Emily Werner, quien hizo seguimiento durante
treita y dos años a un grupo de 698 niños nacidos en la isla de Kauai (Hawai)
hacia los años ´50 del siglo pasado, acompañando el proceso de crecimiento
hasta la etapa adulta de esos individuos, niños que habían crecido en situación
de extrema pobreza, y que padecían muchos de ellos, alcoholismo de sus padres,
abuso y abandono de ellos, entre otras situaciones generadoras de estrés (o
“factores de riesgo”).
·
Neurociencia:
nuevas perspectivas en el ámbito de la culpabilidad y tratamiento jurídico
penal de la culpabilidad
Seún
Feijo-Sánchez (2013) basados en los estudios del neurólogo estadounidense
Benjamin Libet (1916-2007) durante los años setenta del Siglo XX sobre la
neurobiología, y la cantidad de reportes científicos sobre el comportamiento
humano, se ha venido difundiendo la teoria de que la conducta evidentemente
tiene un sustrato neurológico, de tal forma que comienza a cuestionarse el
libre albedrio, autodeterminación o libertad de actos; así se asume según la
neurociencia que esa libertad no es
absoluta, toda vez que mente y su sustrato cerebro, no se separan, en
consecuencia la conducta o actuación conciente es sin duda una parte pequeña de
nuestra de la actividad cerebral, por ello todos estariamos determinados en
nuestro comportamiento por procesos neurológicos cerebrales que no podemos
controlar y de los que por lo tanto, no se nos debería hacer responsable.
Dicho
de otra forma: “todo proceso mental es reconducible a una explicación
biológica” (p.275).
Así
las cosas según la neurociencia la culpabilidad no es mera responsabilidad por
uso indebido de la libertad, ya que la autodeterminación no se asimila
automáticamente a un libre albedrío, sino con la “competencia asignada
socialmente de autodeterminarse sobre la cual se construyen las
correspondientes estructuras de la responsabilidad” (p.289)