sábado, 21 de mayo de 2016

Criminología Clínica


Criminología clínica

Aspectos biológicos, congenitos, genéticos, endocrinológicos
 y comportamiento humano
Monografía por: Med - Abg. Rubén D. Aguilar Vanegas
Noviembre/2010

I.- La Personalidad

·         Una aproximación conceptual sobre la Personalidad

La personalidad pudiera ser el conjunto de rasgos que distinguen de manera singular las características del individuo humano, rasgos que son exteriorizados en mayor o menor expresión según su carácter (introvertido, tímido, extrovertido, locuaz, etc.). Los Psicólogos definen como “la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan los ajustes del individuo al medio que lo rodea”.

Se puede decir de manera  muy simplista que la personalidad son el conjunto de rasgos que distinguen de manera singular las características de un individuo humano; son un cortejo de rasgos expresados o exteriorizados en mayor  menor expresión, según el dividuo sea extrovertido, locuaz o introvertido o tímido.
Se considera que la personalidad se forma desde la vida intrauterina hasta los diez años de edad, algunos consideran que hasta la adolescencia; y se estructura del influjo de neurotransmisores y sustancias que van desde la madre al feto, influyendo en su sistema nervioso central, según estas sustancias se liberan por cambios emocionales, afectivos u orgánicos de la madre. Esta es una hipótesis atrevida pero muy factible. Así la madre puede estar aprensiva, ansiosa, lábil,  e influir en el sistema nervioso central del feto; o por el contrario aquella gestante tranquila, que disfruta su maternidad y estimula positivamente el producto de la gestación. También la nutrición, cambios hormonales, traumas obstétricos, etc., todo ello, generará algunos desarrollos psicomotores en el niño, disimiles entre una madre y otra.

Como quiera que sea, se estructura la personalidad en etapas muy tempranas, de allí la importancia de la familia, el entorno familiar, donde se devuelve el niño; como factor esencial en conformar patrones de conductas socialmente positivos o comportamientos desviados. Los principios y valores, tradiciones familiares, sociales, de conciliación afectiva y que promueven conductas cívicas, fraternales, cooperativas, honestas. O por el contrario violencia, agresividad, alcoholismo, inestabilidad emocional y actitudes egocentristas, sólo pueden devenir del núcleo de la sociedad: la familia.

·         Personalidad y delincuencia
Debe mencionarse entre sus precursores a Lombroso, estudiado al comienzo de estos apuntes y más recientemente a Jean Pinatel (1913-1999), criminólogo francés quien escribió entre otras obras un Tratado de Criminología y se publicó en 1991  “Criminología Clínica y la Personalidad Criminal”. Este autor consideraba que la personalidad criminal se sostenía sobre cuatro variables: la agresividad, la labilidad o inestabilidad emocional, la indiferencia afectiva o apatía hacia sentimientos de afecto o gratificación y el egocentrismo o egoísmo.
Se ha tenido hasta hace muy poco la idea de que sólo el individuo anormal puede atreverse a cuestionar un orden social perfecto (Miralles), lo cual sugiere que la conducta desviada, se asocia a anomalía y ésta a enfermedad; de esta manera la desatención a la exigencia del deber ser o imperativos legales, se confunde con enfermedad. Es a partir del siglo XIX, cuando comienza a separarse o distinguirse entre delincuente y enfermo mental. Los positivistas de la criminología sustituyen la locura moral de la personalidad criminal; en el entendido de que había una estructura psicológicamente delictiva; es decir aquel individuo absolutamente diferente a los ciudadanos normales; y se avocaron a la búsqueda de los factores patológicos causales que inciden en aquel individuo y le inducen o determinan al delito. Hoy esa teoría de la personalidad criminal específica se ha abandonado, y está en desuso.

II.- Criminología Clínica
·         Nociones Conceptuales:
Criminología Clínica debe entenderse como un estudio multidisciplinario que examina al delincuente de manera individual, particular, con la finalidad de establecer el origen de su conducta desviada,  buscar los conflictos de su personalidad, génesis de su agresividad, violencia, o particular manera de ofender o delinquir; a fin de establecer su capacidad delincuencial o peligrosidad y saber si se puede corregir aspectos orgánicos, psíquicos o psiquiátricos, y procurar su reinserción  a la sociedad.

Nos gusta la acepción que da Jean Pinatel sobre la Criminología Clínica cuando dice que “es la que va a despejar, precisar, mediante el estudio del caso individual un tratamiento”; refiriéndose al estudio multidisciplinario del caso concreto del individuo que exhibe conducta desviada, y establecer cómo tratar, manejar y rehabilitar a ese individuo.

·         Registro Clínico del Sujeto delincuente o potencialmente delincuente su importancia:
En la Criminología Clínica tal como en la medicina se debe abrir una historia clínica al sujeto en estudio, para intentar encontrar esas causas particulares que lo han motivado a delinquir. Se realiza la anamnesis o conjunto de datos del pasado del sujeto: antecedentes desde la gestación, parto, si ocurrió trauma obstétrico al nacer u otras anormalidades como por ejemplo la hipoxia perinatal; cómo fue su entorno familiar, tipo de vivienda, estrato social, capacidad socio económica de la familia de origen, antecedentes familiares: alcoholismo o drogadicción de los progenitores, antecedentes policiales penales de sus padres, hermanos; antecedentes escolares: fracasos escolares, académicos, grado de instrucción alcanzada; oficio o profesión adquirida, desempeños  como trabajador, fracasos laborales, causas de despidos; relaciones personales,  de pareja, constitución o no de hogar, procreación estable o no de hijos; antecedentes patológicos o enfermedades o alteraciones psíquicas u orgánicas. estudios hormonales, neurológico, psiquiátrico. En fin, la criminología clínica jugaría un rol estelar al poder apreciar, determinar las causas que pudieron haber incidido en un sujeto a cometer delito; e incluso a determinar su estado peligroso, de utilidad para los operarios de justicia, en la clasificación para su internamiento sancionatorio, para la implementación de los programa de rehabilitación o régimen de probación. Y ¿por qué no?, para establecer programas de profilaxis o prevención individuales y colectivos. Sería en suma de gran ayuda en la planificación de políticas criminales de Estado.
 De esta forma se puede conformar criterios claros de las motivaciones de su conducta desviada, del grado de peligrosidad, de su recuperación social. Como se ve es algo más ambicioso que las teorías antropológicas de Lombroso, sin desmerecer sus esfuerzos en épocas de conocimientos más limitados.

·         Estado Peligroso
Desde Anselmo Von Feuerbach autor de la “Teoría del Impulso Psicológico” y estudiosos de la psicología criminal, expuso que “la peligrosidad consistía en aquella calidad personal que hacía presumir que probablemente el sujeto violaría el derecho”. Más tarde Garófalo introduce el término temibilidad o peligrosidad y la define como la “actividad psíquica subjetiva, que progresa desde una debilidad a una carencia de sentimientos de piedad y probidad, que lo hace aumentar en grados de peligrosidad e inadaptación social”.
Carmen García de Mármol León en su libro cita una definición jurídica contenida en el Código de Defensa Social de Cuba, en su Artículo 48-A al referirse al estado peligroso como “Aquella predisposición morbosa, congénita o adquirida por el hábito, que destruyendo o enervando las facultades inhibitorias del sujeto, facilita su inclinación hacia el delito”.

El estado peligroso se ha definido como la capacidad potencial de una persona, de resultar autora probable de hechos delictivos. Las posiciones antropológicas de los positivistas en cuanto a las causas del crimen, se han venido descartando, tales como que la maldad o capacidad delictual residía en aspectos biológicos meramente (delincuente  nato), o la posición muy pesimista de Emile Durkehim de la Escuela Sociológica Francesa, al decir: “el delito es un fenómeno social inevitable, lamentable fruto de la incorregible maldad del hombre”. Y se ha venido diluyendo la concepción del estado peligroso en los factores endógenos y exógenos al individuo, y se le ha definido como una enfermedad o defecto, hábito o por otra razón la aptitud, potencia, idoneidad de tener conductas desviadas (Rocco).
Garófalo menciona que el estado peligroso tiene un elemento negativo: la capacidad criminal del individuo, o perversidad constante, cantidad de mal que puede esperarse de él; y la adaptabilidad, de ajustarse a la vida social, como elemento positivo. Así dependiendo de su adaptabilidad, reserva o resiliencia, podría aprovecharse para su rehabilitación.

Se ha clasificado el estado peligroso en inminente: o aquella capacidad potencial que se pueda lograr presumir en un individuo y que lo calificaría como posible delincuente.  Vale la pena mencionar Un estudio titulado “Alteraciones mentales, diagnóstico precoz y prevención en niños y adolescentes” realizado por el Instituto Nacional de la Salud de Francia publicado en el año 2006 (siendo Ministro del Interior Nicolás Sarkozy), preconizó detectar las alteraciones del comportamiento desde la guardería y el parvulario. Los autores argumentan que las “cóleras y actos de desobediencia, frialdad afectiva, tendencia a la manipulación y el cinismo y agresividad o impulsividad, con índices de moralidad baja”, son indicadores que pueden alertar de una futura conducta delincuente de esos niños. Por supuesto hubo protestas de los académicos en psicología y del ciudadano común, quienes se indignaron al ver como se etiqueta o estigmatiza a un niño.(Fuente EFE).

El estado peligrosos pre-delictual, o aquel estado que se manifiesta antes de una primera infracción penal, y que también se presumiría como el anterior, entrando en esta sospecha que estigmatiza a los vagos, mendigos, alcohólicos fármaco-dependientes, enfermos mentales. De la misma forma se describe el estado peligroso post-delictual, es decir se entiende que hay un delito cometido, y se puede en consecuencia a definir como la capacidad potencial, aptitud del autor del hecho unible verificado a reincidir. Se habla en la literatura criminológica del estado peligroso  crónico en oposición al inminente; cuya capacidad se fundamente en la habilidad adquirida en la experiencia delictual, son sujetos antisociales consuetudinarios, no conciben otro modo de subsistencia sino el delito; a su vez estos pueden dividirse en estado peligroso puro  o aquel especialista en un mismo tipo de delito (carterista o estafador o violador). Debe en consecuencia haber el multifacético delincuente: el estado peligroso mixto, del cual se describe el mixto ambivalente: que es capaz de cometer varias tipos o clases de delitos indiferentemente, del cual cabe presumir un alto grado de temibilidad. Y el mixto de transformación: aquel crónico delincuente que luego de múltiples experiencias delictiva cambia de patrón hacia el tipo de delitos a cometer, y tiende a especializarse.

·         Guías o tablas aplicativas para la determinación pronóstica de la peligrosidad:

ü  HCR-20 Guía para la valoración del Riesgo de comportamientos violentos.
(CH. Webster, K.Douglas; D. Eaves y  S. Hart  T/original1997 Reimp 2005)

ü  Método Clínico Gisbert-Calabuig (1998)
Peligrosidad o Estado Peligroso desde el punto de vista médico-forense, Valoración individualizada de la capacidad criminal y de la inadaptación social.

ü  Guía para la Valoración de Riesgo a Comportamientos Peligrosos
Basado en Situaciones o Factores Criminógenos Sociales. Rubén Aguilar y María González 2013

Dimensión
Subdimensión
Indicador
Valor
Entorno Familiar

(8)
Familia Disfuncional
Destriangularizada
2
Antecedentes Delictivos padres hnos. otros consanguíneos, afines
2
Alcoholismo – Drogas en Flia
2
Violencia Doméstica
2
Entorno Personal

(10)
Relación de pareja
Fracasos Conyugales
1
Múltiples relaciones de pareja
1
Actividad escolar o académica
Deserción escolar
1
Sin capacitación universitaria
1
Actividad Laboral
Desempleado
1
Fracasos laborales (despidos)
1
Sin oficio definido
1
Hábitos perjudiciales
Tabaco - alcohol
1
Consumo de drogas ilícitas
2
Conducta desviada
(9)

Procesos Judiciales
Detenciones Policiales
2
Condena penal
3
Reincidencias
4
                                             Valoración del Riesgo:    De   1 - 10 Baja
                                                                                      De 11 - 18 Moderada
                                                                                      De 19 - 27 Alta

·         Observaciones del entorno familiar  
Lund (1918) encontró que la proporción de delincuentes condenados por delitos graves es mayor entre aquellos cuyos padres fueron también delincuentes. Y en el “Estudio de Cambridge, de Farrinton, Barners y Lambert, sobre 400 jóvenes  de Londres entre 8 y 40 años de edad, pertenecientes a  397 familias ; dicho estudio comprobó de manera incuestionable la asociación entre el comportamiento delictivo de estos jóvenes y el de sus progenitores, hermanos y esposas. Observando que 601 fueron condenados por delitos y que el 75% de los progenitores con antecedentes penales tuvieron hijos que también fueron condenados. Se habla también de la relación de alcoholismo entre familias y de consumo de drogas. De hecho hijos de madres consumidoras de estupefacientes durante el embarazo tienen hijos que en buena proporción hacen síndrome de abstinencia al nacer; es decir tienen necesidad física a la sustancia y se les observa hiper-exitabilidad o irritabilidad por afectación del sistema nervioso central, temblor, llanto incesante, reflejos exaltados, aumento del tono muscular (hipertonía), sudoración, diarreas, convulsiones, entre otras manifestaciones.

·         Aspectos biológicos -congénitos – genéticos-  y criminalidad
Se ha revisado en la literatura criminológica sobre observaciones en hermanos gemelos y los resultados son muy variables. Lange (1929), Christiansen (1964 y 1974) Shufu Yoshimasu (de 1941 a 1961); en estos estudios parece haber una relación entre la condición de univitelinos (seres provenientes de un solo óvulo fecundado), o gemelos idénticos, en que ambos resulten delincuentes; Y menos proporción si son gemelos bi-vitelinos. Oscilando entre 71% de concordancia para univitelinos  y 38% para bi-vitelinos. Sin embargo estos resultados también se les pueden atribuir a un idéntico medio ambiente o a unas mismas influencias del entorno familiar-social.

Así la influencia genética, sobre una condición criminal hereditaria ha constituido una controversia en la criminología a través de los tiempos. No sucede así con la relación observada entre comportamientos delictivos y conformación de la carga cromosómica, o la presencia de malformaciones en los cromosomas. Cada célula contiene 23 pares de cromosomas, uno de ellos determina el sexo o características sexuales primarias y secundarias en cada individuo; en la mujer ambos cromosomas son similares en tamaño y forma (XX), en el varón difieren siendo uno de ellos más pequeño (Xy). Por ejemplo en el varon con Síndrome de Klinefelter pueden tener la siguiente conformación los cromosomas sexuales: XXY, XXXY, XXXXY, o XXXYY, se ha visto asociado a bajo coeficiente intelectual, alcoholismo, homosexualidad entre otras alteraciones. Se ha podido precisar en poblaciones reclusas la trisomía XYY. Gourt y Patricia Jackobs en 1965 en un hospital escocés de alta seguridad para enfermos mentales, encontraron que 12 de los 196 internos padecían de anormalidades  en la composición de los cromosomas (cariotípicas) y siete de ellos eran XYY. Estos investigadores describieron las conductas de estos enfermos como peligrosos y violentos.
Por otra parte también se ha encontrado relación o asociaciones en reclusos con alteración electroencefalográfica (ECG). Monroe en 1970 en Maryland, consiguió que de 92 sujetos examinados 80 presentaban anormalidades en sus ondas cerebrales, y pudo correlacionar que este grupo era el más agresivo, antisocial y conflictivo en esa institución (Patuxent Institution de Maryland) que el grupo regular. Dejando sentado que las disfunciones de origen neurológica si pueden influir en el comportamiento del sujeto.

·         Endocrinología y el comportamiento humano            

En 1909 el notable clínico italiano Nicola Pende, expuso la sinergia o relación funcional entre el sistema endocrino y el sistema neurovegetativo, naciendo así la neuroendocrinología, que explicaría muchas enfermedades pero también comportamiento o conductas en los humanos.
El organismo esta dotado de un sistema de glandulas endocrinas productoras de hormonas, que son sustancias ativas que producen efectos en tejidos distantes a los que le dieron origen; así tenemos por ejemplo la hipófisis (adenohipófisis y neurohipófisis), glándula ubicada en el centro del cerebro, y que produce varias hormonas que van actuar sobre otras glandulas y tejidos del cuerpo, estimulando la producción de otras hormonas. También en dentro del cráneo se ubica la epífisis o glándula pineal; Disponemos de la Tiroides, paratiroides, pancreas, glándula suprarrenal, tan importante en la activación de los estados de alerta, secretando adrenalina, y noradrenalina; los ovarios, testículos, placenta, hormonas renales y el timo. Existen tambien sustancias de gran actividad como la dopamina y serotonina producida en varios tejidos del sistema nervioso central y que son considerados hormonas neurotransmisores, y que su presencia o carencia parece ser responsable de algunos comportamientos agresivos impulsivos.

El sistema neurovegetativo está muy vinculado a la vida instintivo – afectiva del humano; y éste sisma con el sistema endocrino; de allí que la hiperfunción o hipofunción de las glándulas endocrinas (de secreción interna), puede generar no sólo alteraciones morbosas o patológicas en el individuo, es decir disfunción organica, sino también influir en sus comportamientos y conductas
El primer texto norteamericano que presenta éste enfoque fue el The New Criminology de M.G. Schlapp y E.H. Smith publicado en 1928, quienes postulan que el crimen no es más que una consecuencia de una perturbación emocional derivada de un desajuste hormonal. Afirmación con un porcentaje de verdad muy reducido; puesto que existen otros mil factores que pueden incidir en los sujetos que exhiben conductas desviada. También L. Berman, en su obra The Glands Regulating Personality; en la cual relaciona aportando datos importantes sobre la interrelación existente entre la actividad glandular, la personalidad y los problemas de conducta. En uno trabajo de investigación suyo realizado sobre 250 prisioneros de la carcel de Sing Sing en New York, encontró que los criminales presentan una frecuencia en la distribución de los trastornos glandulares aproximadamente dos a tres veces superior a la observada en el grupo control de no delincuentes.

Otros investigadores europeos referidos por García-Pablos de Molina (2003) como Lyónz Hunt, quien de un muestreo de mil criminales, hallaría un 40% con trastornos hormonales (endocrinopatías); especialmente hipertiroidismo en criminales pasionales, e hipotiroidismo en vagos. Lodogna-Cassone en italia,en un estudio sobre 500 delincuentes sicilianos encontró un grupo significativo con hiperfunción de la hipófisis, hipotiroidismo en homicidas pasionales; e hipofunción de la hipófisis en delincuentes contra el patrimonio. Y también encontró disfunción de las gonadas (testículos), en delincuentes contra la moral y buenas costumbres. A igual resultado llegó Vidoni en Génova con una muestra de 116 delincuentes; y Brandino, quien al examinar 605 reclusos obtiene 99 supuestos inequívocos trastornos endocrínos. Por su parte Kinberg, concluye en sus estudios que un 50% de los delincuentes jóvenes examinados padecían disfunciones hormonales considerables.

Más recientemente se ha estudiado la relación de la tetosterona en los criminales masculinos y los delitos dexuales; e incluso con notable éxito en los tratamientos de naturaleza hormonal a estos delincuentes. E incluso se ha observado elevados índices de testosterona en niños antisociales (Rada 1976).  L. Siegel (1983) expresa que otros estudios han tratado de complementarse, con otros de índice psicológico, midiendo primero con test, inteligencia  y hostilidad en reclusos y no reos, y verificando después, los respectivos niveles de testosterona;  no pudiendo calificarse de concluyentes a esos resultados.

La serotonina es una sustancia hormonal-neurotransmisor, cuya aumento en sus concentraciones causa inhibicón de la ira, el apetito sexual, la agresividad entre otras expresiones del comportamiento, y el sujeto puede presentar cuadros de depresión, que requiera medicación antidepresiva para controlar a ajustar a la serotonina. De tal forma que la deficiencia de serotonina en los circuitos neuronales que gestionan las emociones, predispone a la impulsividad; y se describe que los pacientes psiquiátricos agresivos, los piromaníacos, los ludópatas y los delincuentes violentos, muestran unos niveles reducidos de 5-HIAA, un metabolito de la serotonina en el líquido cefalo-raquídeo.

Otros neurotransmisores –hormonales, como la dopamina producida en el sistema nervioso central, y su sinergia con la adrenalina y noradrenalina que se secreta en la glandula suprarrenal estas últimas. Se relacionan con cuadros de ansiedad, miedo, agresividad. Los sujetos que secretan aumentadas cantidades de adrenalina por disfunción de la suprarrenal, son individuos con alteración de la frecuencia cardiovascular, pulso rapido, temblorosos, irritables, pueden desarrollar agilidad motora, aumenta su tensión arterial entre otras consecuencias.

En cuanto a determinar de manera categorica que los desarreglos hormonales son causa inequívoca de criminalidad, tenemos que decir que no toda persona con desorden hormonal es delincuente; y  que deben hacerse correlaciones integrales en los sujetos que expresan ciertos estados peligrosos para concatenar la incidencias de causas que inciden en su conducta concreta. 

Algunos críticos como Pinatel, sugiere tener cuidado o ser cauteloso en cuanto a la posibilidad de inferir reglas generalizadoras dado los examenes endocrinológicos y del análisis del caso concreto, que apunten hacia la criminalización de las disfunción endocrina, haciendola responsable de la actividad criminal. García-Pablos sentencia que una teoría de la criminalidad estrictamente endocrinológica está condenada de antemano al fracaso.

·         Inteligencia y delincuencia
Aplicando test de mediciones del coeficiente de inteligencia (Test de matrices Progresivas de Raven), técnica que mide la capacidad educativa o inteligencia fluida, se ha encontrado ocho puntos promedio por debajo de la media (media 100) en el delincuente; el delincuente crónico presenta niveles más bajos; con carencias importantes en el factor de inteligencia verbal (pensamiento y lenguaje).
Enggeler (1989), en “delincuencia del adolescente” propuso que quien tenía bajas habilidades intelectuales, tendría en consecuencia dificultad académica (escolar), dificultad psicosocial es decir en relacionarse con otras personas, y retraso en el desarrollo de procesos cognoscitivos superiores, es decir: razonamiento moral, empatía, resolución de problemas interpersonales y dado todo esto tendría conductas delictivas.

Revisemos algunos de los aspectos Psicológicos que han tenido relevancia en el estudio particular de los delincuentes: Psicoanálisis de Freud, y el condicionamiento clásico de Eysenck
Para Sigmond Freud la líbido constitituye la energía vital primaria del ser humano, es lo que dio en llamar el pansexualismo; considera este autor que en la construcción de la personalidad el individuo pasa por varias etapas relacionadas con la evolución de su instinto sexual; y que la líbido se va localizando en varias partes del cuerpo (zonas erógenas), y que en cada fase estas zonas generan una influencia en su comportamiento.
Freud señala que existen cinco etapas en el desarrollo del individuo: la oral, anal, fálica, la de latencia y la genital. La oral coincide con el primer año de vida; la anal en el segundo año; la fálica entre los tres a cinco años; la de latencia desde los seis hasta la pubertad, y la genital que parte desde la adolescencia y significa la plenitud sexual del individuo, cuando se realiza en pareja, y logra superar los complejos que surgen en este desarrollo evolutivo.
Argumenta Freud que los problemas o disfunciones  en desarrollo de estas cinco etapas de la líbido, determinan una fijación en una fase o estadio anterior, ya sea por frustración o por exceso de gratificación, y que ello se traduce en comportamientos en su vida adulta; de tal forma que estas “regresiones” o fijaciones  pudieran explicar conductas delictivas. Así, los individuos con fijación o quienes en su evolución de la líbido se detuvieron en la etapa oral, serían propensos a delitos de expresión verbal: injurias, difamación, provocaciónes, a conductas como fumar o el alcoholismo, ya que sería la boca el centro del placer en esta fase. Los que se fijaron a la etapa anal, lo serían a delitos contra el patrimonio. En una explicación psicoanalítica freudiana, el ladrón tiende a gastar con facilidad lo que adquirió facilmente, y se asimila al placer del niño al defecar. Los sujetos fálicos tienden a la comisión de delitos sexuales (insesto, violaciones), porque no son capaces de orientar su capacidad sexual a la reproducción, que sería la etapa genital, sino a obtener simplemente placer sexual.
Explica Freud que durante la etapa fálica el niño experimenta una atracción sexual hacia el progenitor del sexo opuesto, unido a un sentimiento de odio hacia el de su propio sexo; esto debe superarse en su crecimiento; de no ser así crea sentimientos de culpa, con grave disfunción en la estructura de su personalidad; experimenta la necesidad de castigo, internaliza un requerimiento o necesidad autopunitiva; al buscar matar al padre (complejo de edipo), utiliza sustitutivos y asesina.
La importancia de Freud en la criminología es postular el inconsciente, como parte esencial del psiquismo humano, estructura mental que se expresa conductualmente y su estudio lleva a identificar el perfil del criminal; pues, es el sector más vasto y profundo de la mente; aquí estan los impulsos instintivos y recuerdos reprimidos, experiencias traumáticas de la niñez, que han permanecido ocultas desconocidas y olvidadas. Así como se tien un “yo” o pensamiento consciente, racional, tenemos  un pesamiento y sentimientos inconscientes, fuerzas reprimidas que pueden gobernar el pensamiento, las emociones y las acciones concientes del individuo.

·         Factores Predictivos de criminalidad
Como se ve son diferentes angulos desde donde se puede observar las motivaciones delictuales, y es por ello que la Criminologia es una rama esencial de las Ciencias Penales eminentemente multidisciplinaria, donde convergen diversas explicaciones a las causas del delito, a la formación de la personalidad del delincuente o a establecer cuan peligroso es o puede ser una persona.
Garrido, Stagenland y Redondo (Principios de Criminología 2006) ya no hablan del estado peligroso, ni de la personalidad criminal, cuando se intenta saber como surge un delincuente, sino de factores predictores que potencian el comportamiento antisocial y la actividad criminal, desde la infancia a la edad adulta. Y por ser esos predictores situaciones  que inciden en la personalidad de los individuos les llama factores de riesgo de la conducta delictiva situaciones que estudiadas de manera longitudinal se puede apreciar y analizar “como cambia los sujetos con respecto a una variable o variables especificas en varios momentos de esas vidas.
Definen estos autores que los factores de riesgos son el conjunto de factores individuales, sociales y ambientales, que pueden facilitar e incrementar la probabilidad de desarrollar desordenes emocionales o conductuales como los comportamientos delictivos. Volviendo a la hipòtesis de que los transtornos emocionales es igual a actitud patológica, conducta anormal, desviada o enfermedad;  tésis ya superada hoy en día. Sin embargo Bell y Pearl (1982 citado por Garrido y otros.) expresan la imporatncia de poder “detectar aquellos grupos de individuos que aunque no hayan mostrado signos de conducta desadaptada, o bien hayan mostrado ciertos componentes de la misma, tienen sin embargo, una alta probabilidad de manifestarla posteriormente en comparación con los grupos definidos de no-riesgo”, o sujetos normales.
Menciona Garrido (ob cit) que de las tareas de predicción pueden derivarse dos tipos de índices diferentes: los índices estadisticos objetivos de riesgo de futura conducta criminal; o índices basados en la evaluación subjetiva de riesgo propios de la predicción clínica. En este sentido debo señalar un aventurado trabajo de investigación documental (Trujillo y Aguilar 2009), el cual  planteó la posibilidad de diseñar una tabla – escore para ser aplicada en una población normal  o no conocida antisocial, y en una población de delincuentes, tomando las multiples variables o predictores de riesgo, como los mencionados arriba bajo el título de Registro Clinico del Sujeto Delincuente, es decir antecedentes personales, familiares, desenvolvimiento escolar, laboral, en pareja, información socio-económica, datos médicos, psiquiatricos, psicológicos, disposiciones agresivas, perfil endocrinológicos, etc. Y con todo ello, poder orientar al observador sobre la potencialidad criminal de los sujetos de acuerdo a la exposición a esos factores de riesgo, y medirla objetivamente.
·         Fenómeno de Resiliencia
Puerta de Klinkert MP (2008) comenta que en una investigaciònde epidemiológia social efectuada longitudinalmente por Emily Werner, quien hizo seguimiento durante treita y dos años a un grupo de 698 niños nacidos en la isla de Kauai (Hawai) hacia los años ´50 del siglo pasado, acompañando el proceso de crecimiento hasta la etapa adulta de esos individuos, niños que habían crecido en situación de extrema pobreza, y que padecían muchos de ellos, alcoholismo de sus padres, abuso y abandono de ellos, entre otras situaciones generadoras de estrés (o “factores de riesgo”).

·         Neurociencia: nuevas perspectivas en el ámbito de la culpabilidad y tratamiento jurídico penal de la culpabilidad
Seún Feijo-Sánchez (2013) basados en los estudios del neurólogo estadounidense Benjamin Libet (1916-2007) durante los años setenta del Siglo XX sobre la neurobiología, y la cantidad de reportes científicos sobre el comportamiento humano, se ha venido difundiendo la teoria de que la conducta evidentemente tiene un sustrato neurológico, de tal forma que comienza a cuestionarse el libre albedrio, autodeterminación o libertad de actos; así se asume según la neurociencia que esa libertad no es absoluta, toda vez que mente y su sustrato cerebro, no se separan, en consecuencia la conducta o actuación conciente es sin duda una parte pequeña de nuestra de la actividad cerebral, por ello todos estariamos determinados en nuestro comportamiento por procesos neurológicos cerebrales que no podemos controlar y de los que por lo tanto, no se nos debería hacer responsable.
Dicho de otra forma: “todo proceso mental es reconducible a una explicación biológica” (p.275).

Así las cosas según la neurociencia la culpabilidad no es mera responsabilidad por uso indebido de la libertad, ya que la autodeterminación no se asimila automáticamente a un libre albedrío, sino con la “competencia asignada socialmente de autodeterminarse sobre la cual se construyen las correspondientes estructuras de la responsabilidad” (p.289)

1 comentario:

  1. Saludos Doctor, es grato recordarle siempre, he estado interesado en comunicarme con usted. Recuerdo sus clases de criminologia, y rocordando no se si a Von Liszt, o Bettel, debo coincidir que la mayor lesión producida por el fenomeno criminológico, no es la perdida material en si, sino el quiebre moral de la sociedad... Fallamos en la profilaxis criminal desde el momento en que las instituciones orientadas a combatir y prevenir el delito, se convirtieron en apéndice del crimen, dejando el camino libre para la impunidad. La política criminal debe dar una respuesta novedosa al crimen en nuestro país: Nuestra sociedad ha "evolucionado", los delitos se han desarrollado conforme al dinamismo social, la vorágine de la globalización ha permeado los vicios propios de la contracultura, erosionando los valores altruistas de los individuos, golpeando la espiritualidad del ser, entendiendo esta, no desde las creencias religiosas, sino desde la consciencia colectiva, y en definitiva, no hemos logrado dar una respuesta, eficaz, eficiente y efectiva, porque nos acercamos desde los métodos científicos mas certeros, pero nos alejamos del conocimiento de nosotros mismos como seres humanos: Como podemos comprender los fenomenos que atentan contra el ser humano, propios del ser humano, si quienes están llamados a estudiarlos, desconocen la esencia propia de la humanidad, se desconocen así mismo?
    Las reformas sobre nuestra legislación penal, han sido meros formalismos legislativos, como respuesta a la presión social y las exigencias de una agenda política, que no ha profundizado en la problemática, sino que ha reaccionado epasmodicamente a través de mecanismos coercitivos que agravan la problemática, seguimos aplicando penas como formulas matemáticas, como diría usted en clases: basadas en los datos arrojados por el hecho delictual y obviando por completo los factores exogenos y endogenos del autor, puro mecanicismo penologico. que tiene como resultado el incremento de la delincuencia.

    Estoy interesado en contactarlo, profundizar mis estudios, desarrollar investigaciones, y aportar desde el Derecho a la construcción de una mejor sociedad, le escribo desde los fines mas nobles de mi consciencia. Un abrazo y este es mi correo aj.solucioneslegales@gmail.com

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